Esclerosis y obsolescencia

Ya lo decía el viejo don Hilarión en La verbena de la Paloma: "Los tiempos cambian que es una barbaridad".  Y lo repitió más en presente continuo el premio Nobel: "The Times They Are A-Changin´", empezando por la ortografía del inglés.  

 

Acabo de terminar un librito muy interesante titulado Breve historia del mundo, de Luis E. Íñigo Fernández.  Lo recomiendo porque es una visión esencialista de los procesos históricos, sin exceso de nombres ni, por supuesto, de fechas, centrado en la relación entre economía, política y cultura.

 

Al final el autor expone, como en el chiste, un par de profecías, una buena y otra mala.  La buena habla de autogestión, ecología, avances tecnológicos, reducción del ámbito político y social que permitirán volver a la polis griega...  Y la mala ya se la pueden imaginar: escasez energética y alimentaria, macroguerras, desigualdades...  Pero lo que más me ha interesado, por razones obvias, ha sido este párrafo, que, viniendo de un historiador resulta especialmente aleccionador:

 

"Los esclerotizados sistemas educativos actuales, por su parte, se verán también obligados a redefinir por completo su estructura y sus objetivos.  Los densos contenidos hasta ahora hegemónicos en la educación básica y postobligatoria, a los que la informática hace ya muy fácil acceder de inmediato, deberán perder peso en beneficio de las competencias clave, de carácter integrador y global, pues sólo de este modo los distintos sectores productivos tendrán cubierta su creciente necesidad de una  mano de obra infinitamente versátil y capaz de aprender si cesar a lo largo de su existencia, algo imprescindible en un contexto de cambio tecnológico y organizativo acelerado como el que se anticipa".

 

Desde que bajamos de los árboles no hemos parado de evolucionar: cazadores, recolectores, agricultoras, ganaderos, artesanos, burócratas, obreras...  He aquí nuestro siguiente paso para continuar haciéndolo y no acabar como los neanderthales o los vendedores de enciclopedias.