Este año no voy a caer en la cansina polémica genocidio/invasión/raza/hispanidad... Pero sí quiero comentar algo que he leído por ahí sobre uno de los pueblos indígenas de América. Al parecer los aymara, que sobreviven en Bolivia, Perú y Argentina, tienen un concepto muy curioso de dónde están el futuro y el pasado.
Para nosotros el futuro está delante ("tienes toda la vida por delante", "debes seguir adelante con tu vida") y el pasado está detrás ("dejó atrás una vida de vicio y depravación", "tiene una gran experiencia a sus espaldas"). La metáfora (alegoría más bien) consiste en que caminamos por el sendero del tiempo y vamos encontrando lo que va sucediendo y dejamos atrás lo que sucedió. Pero los aymara opinan lo contrario: el futuro está a nuestras espaldas porque no lo conocemos, mientras que el pasado está delante, porque sí podemos verlo o recordarlo. A mí me parece impecable el razonamiento. No entiendo cómo no ha caído en ello ninguno de los múltiples filósofos que han alumbrado con su sapiencia estos últimos dos mil y pico años.
Al ir hacia el futuro de espaldas se explican los tropezones que damos y los abismos en los que nos precipitamos, individual y colectivamente. Podría poner muchos ejemplos recientes pero seguro que ya están imaginándolos.