El Gran Hermano estuvo a punto de no llegar a existir una madrugada de 1937. George Orwell lo cuenta con detalle en su Homenaje a Cataluña. Un francotirador fascista acertó a meterle una bala en el cuello durante el cerco de Huesca. Detalles escabrosos aparte, lo evacuaron y uno de los médicos le dijo que había faltado exactamente un milímetro para que la bala le hubiera destrozado la carótida, lo que habría provocado una hemorragia masiva y forzosamente mortal.
Si Orwell hubiera muerto en 1937, en 1949 no habría publicado 1984 (cuya idea central se basa en la fuerte represión estalinista que se dio en aquella España múltiplemente dividida y radicalizada), por lo que en 1997 los holandeses de John de Mol Produkties tendrían que haber buscado otro título para ese programa de teleirrealidad que en España conduce (y el círculo se cierra) una presentadora catalana.