Hoy que se anuncia la muerte de Roger Moore, uno de los dos mejores 007s en opinión de los entendidos, traigo aquí este poema de la sección "Lo que he visto me ha hecho dos tontos" de Múltiplos de uno.
007
Bucea, salta, esquía,
lucha, mata y fornica,
pero nunca jamás
se despeina, ni suda,
ni defeca, ni escupe.
Nunca jamás James Bond
sucumbe a los encantos sibilinos
de los dedos de oro de odaliscas,
sicarias de perversos poderosos
muy antianglosajones,
enemigos del té y de la graciosa
majestad del rosbif y de la niebla.
Una vez disfrutadas, les extrae
la cámara instalada en los pezones
y el dardo con cianuro de las uñas.
James viste como un dandy,
ríe como una esfinge
y huele a las colonias del Imperio.
Y al final del cañón
pasea de perfil y nos dedica
un disparo exclusivo a nuestros ojos
que nos tiñe de rojo la pantalla.