Lo de los titiriteros que eran terroristas (pero que luego no lo eran, pero que ocuparon portadas cuando lo eran) me ha irritado especialmente.
No, no voy a caer en la burda trampa de decir que no soy español (sería una falacia administrativa), ni que no me siento. Prefieron que no se sientan (ni sienten) los que maquinaron semejante injusticia (ahora demostrada). Es verdad que parece que son mayoría, por el ruido que hacen y las pocas nueces que reparten.
No sé si Platón contempló en su mundo de las ideas la de "españolidad", pero no estoy dispuesto a reconocer la que algunos o muchos propugnan y ejecutan.
Tanto derecho tengo yo como ellos a leer a Cervantes, a pasear por Toledo o por las Ramblas, a comer espetos y a ver atardecer en Finisterre.
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