Por suerte soy español y hablo una de las lenguas más importantes del mundo, lo que me permite moverme por un continente casi entero sin sacar el diccionario.
Por desgracia soy español y mi patria (mejor matria) suele estar regida por ineptos, arribistas y oligarcas de distinto pelo, algunos de los cuales saquearon un continente casi entero en nombre de instituciones, ideas y fes varias, encubridoras de la codicia.
Por suerte soy español y disfruto de un clima envidiable.
Por desgracia soy español y sufro un clima de convivencia manifiestamente mejorable, por ser un poco eufemísitico.
Por suerte soy español y algunos de mis compatriotas son o han sido los mejores en las artes, las ciencias y los deportes. Bueno, las ciencias menos, por desgracia.
Por desgracia soy español y muchos de mis compatriotas usan la cabeza para, como dijo un ilustre compatriota, embestir en lugar de pensar.
Por suerte soy español y vivo cerca de la culta Francia, de la creadora Italia, del sereno y bello Portugal, del África vibrante y sufridora. Y de Gibraltar, esa peña de monos y té con caballas.
Por desgracia soy español, como ciertas tradiciones, más o menos crueles, incívicas y culturales.
Por suerte soy español y puedo degustar una buena paella a poco que me lo proponga.
Por desgracia soy español y la envidia y la inercia campan a sus anchas como el Cid por Castilla.
Por suerte soy español y no se espera de mí que llegue puntual a ningún sitio, aunque no lo haga casi nunca.
Por desgracia soy español y me molesta que los demás españoles y españolas no sean puntuales, aunque lo sean casi siempre.
Por suerte soy español y tengo derecho a decir que el día nacional debería dedicarse a dignificar a los españoles y las españolas, en lugar de a enarbolar ideas, sentimientos y banderas con los que ocultar nuestra variada riqueza lingüística, histórica y cultural.
Por desgracia soy español y muchos de mis compatriotas no entenderán algunas de estas afirmaciones y me tacharán de antiespañol, por el simple hecho de no secundar todas y cada una de sus opiniones.
Por suerte soy español y tengo derecho a decir qué España quiero, "esta España mía, esta España nuestra", que cantaba Evangelina Sobredo, y no la de Merimée.
Por suerte también me siento un poco japonés y egipcio y cubano y griego y fenicio y andalusí, pero esa es otra historia más larga, llena a su vez de suertes y desgracias.
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Enrique (miércoles, 12 octubre 2016 11:32)
Yo tambien me siento español a mi manera y como tu, tambien prefiero las personas a las ideas. Feliz dia
Miguel (miércoles, 12 octubre 2016 20:42)
Cada día escribes mejor. Mi enhorabuena.