Encuentro en internet esta imagen con el siguiente comentario: "Ronda de noche, de Rembrandt... la foto acojona".
Como el cuadro, la foto es un extracto de la realidad, un momento premeditadamente escogido. No digo que no sea real. Seguro que es más fidedigno que el contenido del cuadro del
holandés, cuyos modelos pagaron unos cien florines por aparecer en él. La fotografía y la pintura tienen eso, que congelan el mundo y ocultan más de lo que muestran. Por ejemplo,
ignoramos qué están viendo esos chavales/alumnas en sus móviles. Hay muchas posibilidades de que estén leyendo el artículo de la wikipedia en el que se explica el cuadro, pero puede que no.
Puede que estén jugando a reventar cabezas de zombies o que estén mandándose unos a otros mensajitos carentes del más mínimo pudor gramatical y ortográfico. Puede.
Puede que a esas alturas los rubios holandesitos y holandesitas lleven ya dos o tres horas, por lo menos, dando vueltas por el Rijksmuseum y que se hayan tragado incluso una charleta de la profe o de una guía de esas que escupen datos profundamente memorizados. Puede.
Pero de lo que no cabe la menor duda es del terror que causa la foto a los no-nativos digitales. Como tantas y tantas veces en la historia, la neofobia nos mantiene en estado permanente de pánico. ¿Qué diluvio o que calentamiento acontecerá cuando nosotros no estemos? Menos mal que somos mortales.
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