Saber demasiado es casi tan malo como no saber. Este podría ser un buen eslogan o lema para la LMA (Liga Mundial de Amateurs), de la que, como me la acabo de inventar, me autoproclamo presidente, secretario general o rey (aficionados y provisionales todos estos cargos, por supuesto).
En una entrevista al físico Francis Halzen encuentro unas reflexiones interesantísimas a este respecto. Este buen hombre pensó que podría detectar neutrinos, procedentes de fuera del sistema solar, para demostrar la teoría de cuerdas, colocando un telescopio (ICE CUBE) a unos dos mil metros de profundidad en el hielo de la Antártida. Hasta aquí, bien: un experimento paranoico más de los compinches de Sheldon Cooper. Lo interesante del asunto es que los más serios investigadores de la óptica del hielo habían predicho que el hielo no permitiría detectar neutrinos. Y lo bueno es que Halzen.. ¡no lo sabía!. Así que se lio a horadar y horadar y al final consiguió lo que quería y todo ha sido un éxito científico similar al de la detección del bosón de Higgs.
Dice Halzen: "También hay que decir que, por suerte, yo era bastante ingenuo y no había leído todos los libros que teóricamente debía conocer antes de hacer esa propuesta. Por ejemplo, no había leído el texto de referencia de la época, titulado La óptica del agua y del hielo, lo cual fue bastante afortunado, ya que si lo hubiera hecho jamás habría comenzado el experimento".
De modo que "desde entonces siempre aconsejo a mis alumnos que no lean demasiados libros, que hagan cosas. [...] Cuando te haces mayor y crees que lo sabes todo acerca de tu especialidad, entonces tu reacción a un problema difícil es ir a confirmar en un libro que el asunto es intratable y generalmente te convences de que ese el el caso".
¿Moralejas? Háganselas ustedes mismos y dejen de leer esta entrada.
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