Allá que me planté ayer en Sevilla y esta mañana, en el pabellón de México de la Universidad de Sevilla, he soltado mi charla en el II Congreso Internacional (IX nacional) de la Asociación de Estudios Japoneses de España. He comparado dos episodios de dos libros distintos y distantes, el Qujote y Norazachi Kiko (野ざらし紀行), el primer libro de viajes de Matsuo Basho, que se ha traducido al español como Recuerdos de viaje de un demacrado saco de huesos. Cuando se publiquen las actas ya podrán leer lo que he contado si les apetece.
No ha/he estado mal. Creo que a la gente le ha interesado e incluso alguien me ha como felicitado a la salida. El problema es que en la misma tanda en la que me ha tocado exponer estaban dos profesoras japonesas (una de ellas sobre la Universidad de Estudios Extranjeros de Kioto) que han hablado sobre flamenco y sobre Genji Monogatari y han puesto el listón muy alto. Y para rematar la faena, justo antes de mí ha hablado nada menos que José Pazó Espinosa, uno de los mayores japonólogos de España, el cual, para más inri, es bisnieto de Gonzalo Jiménez de la Espada, el primer japonólogo español, que vivió y trabajó en Japón a partir de 1907. Demasiado bien he escapado.
Luego ha habido un paseo por Sevilla, en compañía de otros ponentes y en solitario también.
En la plaza de la iglesia del Salvador, entre botellines de cerveza abandonados, americanos con mapas, que van de monumento en monumento, y sevillanos comiendo altramuces, he escrito este haiku para rematar la faena nipónfila:
Bajo naranjos
palomas y turistas
picoteando.
Ha habido más cosas, pero no quiero cansarles ni cansarme con más anécdotas egocéntricas antizen.
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ふぃな (viernes, 28 marzo 2014 07:32)
Me alegro de que haya salido bien y enhorabuena a los profesores japoneses que han expuesto demostrando, como siempre he defendido, su alto nivel de conocimiento y profesionalidad. Gracias.
Y gracias a ti, Ángel, por seguir dando a conocer cada día un poco más la cultura de Japón. ありがとう!