Les parafraseo un relatillo que cuenta Taisen Deshimaru en un libro que estoy releyendo:
El maestro Dogen fue a China a conocer a fondo el zen. Lo estudió con ahínco en muchos lugares, pero no quedó satisfecho con lo que aprendía.
Un día llegó a un templo pequeño. Era verano y hacía mucho calor. Encontró a un monje muy anciano que estaba trabajando bajo el sol. Su trabajo consistía en secar champiñones, que extendía por el suelo bajo un sol abrasador.
Al verlo, el maestro Dogen le hizo una pregunta: "Usted es un monje anciano y un superior, ¿por qué trabaja? Hoy hace mucho calor. Hágalo otro día."
El anciano le respondió:
—Joven, usted ha venido de Japón. Usted es inteligente y comprende el budismo, pero no comprende la esencia del zen. Si no hago esto, si no trabajo aquí y ahora, ¿quién podría hacerlo? Yo no soy usted, yo no soy los demás. Los demás no son yo. Por eso los demás no pueden experimentarlo. Si no lo trabajo, si no lo experimento aquí y ahora, no podré comprenderlo. Si un joven me ayudara a trabajar, si yo me limitara a mirarlo, no podría tener esta experiencia de secar champiñones. Si yo dijera: Haz esto o aquello; ponlo aquí o allí, no podría experimentarlo yo mismo. No podría comprende el acto de este aquí y ahora.
Nada más. Sin trampa, cartón ni moralejas. Es lo que hay, lo único que hay. Experimenten esta lectura por ustedes mismos.
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Fina (viernes, 11 octubre 2013 17:09)
Gracias