Ya lo comenté fugazmente en las redes sociales. El viernes pasado, así, de pronto, se juntaron dos noticias bioartísiticas agradables.
Por un lado, un grupo de alumnos y profesores decidieron hace unas semanas llevar a las tablas (figuradamente) tres pequeñas obras teatrales que escribí hace no mucho tiempo. Dos de ellas, La cama y Desalmada, se estrenaron en el Teatro Cánovas de Málaga en 2012. La tercera, Último pase, ha sido estreno mundial (y escolar al mismo tiempo). Ha resultado muy gratificante ver a dos de mis alumnas, Andrea Llorente y Aurora Reino, dando vida a dos personajes que me vinieron a la imaginación, como restos de un futuro cultural apocalíptico y extraño. En las próximas semanas se representarán las otras dos en esa pequeñísima habitación en la que normalmente los tutores reciben a los padres. De entrada muchas gracias a las actrices y a Carmen Guerrero y Alejandro Rodríguez, que han invertido su tiempo libre en esta microaventura. No me cansaré de decirlo: el profesorado sigue apostando por la mejora y renovación de la educación, a pesar de los pesares, los recortes y los brotes psicóticos.
Y por otro lado el mismo día se publicó una entrevista en la revista digital Aforo Libre, en la que doy rienda suelta a opiniones a ratos heterodoxas, a ratos rocambolescas, a ratos consabidas. No sé. ¿Quién soy yo para juzgarme?
Escribir comentario